Comprendo por qué las doctrinas que me explican todo me debilitan al mismo tiempo. Me libran del peso de mi propia vida y, sin embargo, es necesario que lo lleve yo solo. A. Camus.
Habríamos
de preguntar cuál es mejor sabio y no más sabio. Nos esforzamos en llenar la
memoria y dejamos vacío el entendimiento y la conciencia. M. Montaigne.
No debes
desear una doctrina perfecta, sino el perfeccionamiento de ti mismo. La
divinidad está en ti, no en conceptos y libros. H. Hesse.
Los
grandes maestros espirituales son aquellos que han hecho un voto o que han
asumido la determinación de anular sus estados mentales negativos para promover
y producir la felicidad definitiva en todos los seres sensibles. Dalai Lama.
Cuando
somos jóvenes nos figuramos que los acontecimientos y los hombres influyentes e
importantes de nuestra vida harán su aparición al son de trompetas y tambores;
pero en la vejez la consideración retrospectiva nos muestra que todos ellos se
deslizaron subrepticiamente por la puerta trasera, en silencio y casi
inadvertidos. A. Schopenhauer.
Los
pensamientos escritos no son sino la huella de un paseante en la arena; vemos
ciertamente el camino que el paseante ha tomado, mas para ver las cosas que él
ha visto en su camino tenemos que usar nuestros propios ojos. A. Schopenhauer.
Quien
imita, sea en lo que sea, a cualquier individualidad ajena que por ventura le
agrada es igual de ridículo que quien lleva trajes ajenos. Y hay más: él mismo
condena su propia valía, pues quiere ser otro del que es. A. Schopenhauer.
Recompensa
mal a su maestro quien quiere seguir siendo siempre su discípulo. F. Nietzsche.
Nadie
puede ver en algo, incluidos los libros, más de lo que ya sabe. F. Nietzsche.
Me
“liberé” de los libros; no volví a leer nada durante años, y ese fue el mayor
beneficio que me pude hacer a mí mismo. Mi yo más íntimo, que había quedado
sepultado y casi enmudecido a causa de tener que estar oyendo constantemente a
otros individuos (leer no significa otra cosa más que esto), se despertó poco a
poco tímido y vacilante y terminó por volver a hablar. F. Nietzsche.
En el
fondo, y precisamente en las cosas más profundas e importantes, estamos
indeciblemente solos y, para poder aconsejarnos uno a otro o ayudarnos, tienen
que lograrse muchas cosas, debe coincidir toda una constelación de cosas, para
que algo salga bien por una vez. Rainer M. Rilke.
¿Qué padre
o qué maestro hubieran podido impedirle vivir su propia vida, mancillarse al
contacto con ella, cargar sobre sí su propia culpa, apurar sin ayuda el amargo
brebaje, encontrar por sí mismo su camino? ¿Crees tú, querido amigo, que ese
camino puede serle ahorrado a alguien? H. Hesse.
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