Nuestras opiniones, en el fondo, son menos consistentes de lo que nos gustaría admitir. Creemos tener ideas muy definidas, a veces definitivas, sobre las cosas que más nos importan. Y, sin embargo, ninguna idea, o principio, o actitud, son puramente nuestros: todos ellos se han modelado a partir de lo que nos ha transmitido nuestro entorno y hemos ido puliendo con nuestras vivencias, siempre sociales y por tanto condicionadas por el contexto cultural.
Apuntes filosóficos al vuelo de la vida