Se habla de relatos o metarrelatos, desde que F. Lyotard acuñó el término, para aludir a esos supuestos generales implícitos, esos sentidos que la mayoría, dentro de una cultura o una sociedad, atribuye al mundo. Entiendo que, más o menos, equivaldría a “modelos”, “paradigmas” o “ideologías”. Así, el relato platónico-cristiano postula el dualismo, la división entre un mundo empírico y otro mundo espiritual superior y eterno; el relato socialista considera la historia un progreso dialéctico en la lucha de clases, que desembocará en su abolición final. Los grandes relatos aspiran a explicar la totalidad de lo real, partiendo de un axioma comúnmente aceptado, y fijan una meta colectiva que se identifica con la felicidad. El liberalismo y el fascismo serían otros relatos de la modernidad. Los pensadores posmodernos no solo denuncian el carácter arbitrario y parcial de los grandes relatos, sino que se dedican a diseccionarlo, a mostrar su parcialidad a través de la crítica y la deconstru...
Apuntes filosóficos al vuelo de la vida