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Mostrando entradas de octubre, 2024

El buen animal

«El hombre es un buen animal… aunque es mejor no pedirle mucho». He citado a menudo esta sentencia de Romain Rolland —en la que engarzo dos fragmentos independientes del Colas Breugnon —, y lo seguiré haciendo, porque no deja de fascinarme su ironía benévola, su fresco humanismo, y sobre todo su certera agudeza. Dice casi todo lo que hay que decir sobre la condición humana —lo que podríamos explicar, por ejemplo, a un alienígena, o lo que deberían saber nuestros hijos—, y por eso vale la pena que nos la repitamos, a ver si logramos aprender de ella. «Buen animal»… ¡Qué apropiado! Buenos animales son para nosotros, digamos, los perros y los caballos, y por eso les profesamos tanto afecto. Hay, claro está, caballos díscolos y perros mordedores, pero la mayoría sabe portarse bien, nos acompañan y nos socorren, nos obedecen y nos soportan con infinita paciencia, incluso cuando no les premiamos a cambio como merecerían. Dan, en fin, lo que tienen, dentro de lo que dispone su naturaleza y d

Conocer a la gente

A veces me pregunto sobre los límites de mi admirada Psicología. ¿Se pueden sacar conclusiones generales acerca del comportamiento de la gente? Yo diría que sí, al fin y al cabo somos unos animales casi tan simples como todos los demás. Sin embargo, aquí el casi plantea un abismo de vastas proporciones. La respuesta sería: sí, con la condición de aceptar un sinfín de excepciones y matices que a duras penas confirmarán la regla. Quizá sea en las excepciones donde resida todo lo interesante que podemos aprender sobre la vida de las personas. ¿Se puede escribir una Psicología de la diversidad? Existe desde antiguo: es el estudio del rasgo o de la personalidad. Recordemos los famosos cuatro humores de Hipócrates. Actualmente hay cierto consenso en torno a cinco rasgos supuestamente definitorios del individuo: extraversión, amabilidad, apertura, responsabilidad y neuroticismo. Sin embargo, incluso esas cualidades, por robustas que se consideren, son incapaces de dar cuenta de la complejida

Defensa de la nostalgia

Un supuesto filósofo, de cuyo nombre no quiero acordarme, sermonea por la radio nada menos que este lema: «La nostalgia es una irresponsabilidad». Desde su pedestal, a este predicador solo le ha faltado decretar la hoguera para los reos de melancolía. Y, como puntilla de su hibris , añade: «Un filósofo tiene que ser tajante, no puede quedarse en medias tintas». Dudo que los dicterios de este riguroso moralista tengan la menor veta de filosofía. Porque si algo caracteriza al pensador honesto es la duda y el matiz. Precisamente la complejidad de las medias tintas. Para sentencias terminantes ya tenemos la fácil temeridad de la ignorancia. En la convicción inamovible se está muy bien: la lucidez empieza en el cuestionamiento, y por eso resulta incómoda y aguafiestas.  Así que yo me permito pasar los axiomas de este señor por el cedazo de mis interrogantes. Ciertamente, la nostalgia es una tristeza, y eso bastó para que Spinoza y Nietzsche la rechazaran. El budismo tampoco la acogería, en

Perspectivas

A menudo rescato la vieja pregunta de si muchos problemas, acaso todos, no serán en esencia una cuestión de perspectiva. Quién no ha comprobado que lo que implica un conflicto o una contradicción en un determinado nivel, queda incorporado de forma coherente en otro. Las partes que son tesis y antítesis pueden convertirse en síntesis si las consideramos un poco más allá o con mayor amplitud. Así, la resolución de conflictos no se limita al ámbito racional, es una tarea casi estética: tiene más de arte, de danza, de música, de flexibilidad. Consiste en una revisión de mapa, de punto de vista. Lo que llamamos sabiduría, entonces, podría consistir en el desarrollo de una mente suficientemente flexible para escrutar de cerca en el análisis y a la vez contemplar de lejos en la síntesis, en ese conjunto armónico e inclusivo que se ha llamado gestalt . Los teóricos de la Gestalt nos han mostrado cómo la mente tiende a organizar los elementos de las percepciones en «buenas formas», aplicando p