Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2024

Inteligencia múltiple

Desde el éxito de Gardner y Goleman, está de moda hablar de inteligencias múltiples. Se ha acogido con entusiasmo la superación de la visión tradicional de un único factor de inteligencia, de tipo cognitivo-verbal, para sustituirla por un repertorio de diversas «inteligencias», no necesariamente interconectadas, cada una de las cuales capacitaría para un campo del desenvolvimiento vital. Tendríamos, así, una inteligencia verbal, la capacidad lógico-matemática, la espacial, la musical, la corporal cinestésica, la intrapersonal, la interpersonal y la naturalista. La enseñanza, critica esta perspectiva, habría tendido hasta ahora a valorar y fomentar, especialmente, las dos primeras, descuidando e incluso menospreciando las otras. La idea de las inteligencias múltiples sintoniza muy bien con nuestra sociedad líquida, marcada por la dispersión y el relativismo, el cuestionamiento de cualquier jerarquía y la equidad radical en el espectro de los valores. La teoría de Gardner desprende un a...

Conversación

Los espartanos consideraban que se habla demasiado, y por eso, antes de abrir la boca, procuraban asegurarse de que lo que iban a decir valía la pena, aportaría algo nuevo y no haría a nadie un daño innecesario. Debían ser un pueblo muy silencioso, y su gusto por la brevedad explica que hayamos incorporado su gentilicio «lacónico» como sinónimo de concisión. Es cierto que solemos hablar de más, pero hacerlo tiene un sentido social que escapa a la austeridad de aquel pueblo de adustos guerreros. Por paradójico que parezca, normalmente no conversamos para transmitir información. Necesitamos hablar porque es nuestra manera de encontrarnos, de estar juntos, de sentirnos unidos. Cierto que lo que nos entrelaza es frágil: meros mensajes, a menudo banales, muchas veces inapropiados. Sin embargo, por frágil que sea, cumple su función primordial de vínculo. Además, hay que respetar las palabras, incluso las más triviales, porque el verbo es más fuerte que nosotros, porque nos trasciende y nos ...

Programas autodestructivos

El símil psicológico del ordenador es sugerente, y eso explica su éxito. Los sentimientos y las conductas parecen a menudo responder a programas, en lugar de a la voluntad más o menos razonada. Cada circunstancia tiene su programa. La vida cotidiana se rige por un programa estándar, que prima las obligaciones y la adaptación social. En cambio, en el programa de la intimidad predominan otras variables. Hay programas que actúan a largo plazo, toda la vida, construyéndonos o destruyéndonos lentamente. Otros son programas de emergencia, que se disparan en situaciones de sobrecarga o estrés, adueñándose dramáticamente de la personalidad y la conducta. Es en esos estados de excepción cuando se manifiestan rasgos que permanecían latentes, más o menos controlados o compensados por el programa ejecutivo . Es importante prestar atención a esas partes desconocidas, habitualmente enmascaradas o reprimidas, que, como nos hizo ver Freud, permanecen agazapadas en el inconsciente.  Un ejemplo de...

Anímate

Anímate, se le repite al triste con la mejor voluntad. Anímate: como si la sola palabra poseyera ese poder performativo, fundador, casi mágico de modelar el mundo por el mero hecho de ser pronunciada. Como si la intención de algún modo tuviese que ser capaz de poner las fuerzas que faltan. Pero el triste no puede animarse... porque está triste. Suspira con Woody Allen: ¡Qué feliz sería si fuera feliz! Sin embargo, es verdad que la palabra tiene poder; pero no tanto por lo que dice como por lo que sugiere. Las emociones son un movimiento (e-moción) que escapa a la voluntad. Pertenecen a ese inmenso ámbito de lo inconsciente y lo automático, donde el Yo no alcanza y parece que no seamos nosotros. Su cariz misterioso justifica que desde antiguo se hayan considerado territorio de almas y de dioses (o demonios). Los médicos de las emociones eran los mismos que trataban con los espíritus y oficiaban la magia: los chamanes parecían los únicos capaces de llegar al corazón, de hacer pactos con...