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Mostrando entradas de septiembre, 2022

Saber callar

La sinceridad, como todas las virtudes, tiene su oportunidad y su arte. Mantenerse fiel a la verdad es encomiable y valiente, pero a veces la franqueza resulta superflua, y otras, simplemente inoportuna, como la ayuda al que no la quiere o la gracia con quien no nos soporta. Los años le hacen a uno cada vez más aristotélico: hay bondades que están de más, bondades cándidas que se desperdician donde sería más apropiada la mera corrección cívica, y entonces dejan de ser buenas y más bien parecen un poco bobas. Hay una sinceridad que habla demasiado, una sinceridad charlatana y atolondrada, demasiado explicativa, como los narradores principiantes o los verborreicos compulsivos. No digo que, así, en abstracto y por norma, sea preferible mentir, aunque en lo concreto ya se haya demostrado de sobras que a veces lo es, a despecho de Kant. El alemán sentenciaba en su imperativo categórico que hay que comportarse como si nuestros actos tuvieran que ejercer de norma universal. Se olvidaba de qu...

Que se mueran los feos

Esa intimidante divisa la cantaban festivamente Los Sírex , un grupo rock inolvidable de mi primera infancia, y a mí por entonces me parecía una crueldad tocante a un infortunio del que uno no tiene la culpa. No captaba la ironía: “Yo, yo, yo soy muy feo…”, deploraba el cantante, harto de que la fealdad “le quitara las chicas”: ahora entiendo que, en realidad, estaba mandando a hacer gárgaras ese despotismo de la belleza que lo condenaba al melancólico cubata en la barra mientras otros acaparaban las muchachas. Amargo ostracismo que tuve oportunidad de conocer bien en mis noches de discoteca y festejo, qué le vamos a hacer, y al que nunca supe poner ese sentido del humor de que hace gala la canción.  Hay quien se sobrepone a la fealdad, quien la lleva con desparpajo y hasta con gracia. El feo tiene el recurso de ser, al menos, simpático y gracioso, o enigmático e interesante. Por ahí cuenta con una oportunidad, afinando en secreto su propio arte para la conquista. He conocido a ve...

Ser entre-los-otros

Sostenemos muchas ideas sobre quiénes somos, pero casi todas aluden a un ser único, diferenciado, independiente del mundo que le rodea. El Yo es un constelación de convicciones e incertidumbres que confluyen en un centro común, tal vez recóndito, pero con un cuerpo envuelto en piel y una mente envuelta por el cuerpo. Ese carácter compacto, opuesto a la multiplicidad de las cosas, parece consagrar una segregación entre ambos mundos, lo propio y todo lo demás (lo ajeno). Se supone que yo sigo siendo yo, sea cual sea el contexto, y que este solo afecta a lo accesorio, mientras que lo esencial, ese núcleo que siempre se repite, permanece incólume.  Culturalmente, tal vez incluso desde los genes, tendemos a concebirnos ―y sentirnos― primordialmente como individuos aislados: es lo que Gordon Wheeler llama el paradigma individualista . Admitimos que somos seres sociales, pero consideramos nuestra naturaleza social como algo accesorio a lo individual, una especie de necesidad añadida co...

Cervantes

Se consagra a Miguel de Cervantes por aquel libro magistral que nos regaló, esa flor de agudeza que transformó para siempre la literatura y nuestra visión del mundo. Dicen con razón que el Quijote hizo a la humanidad mejor, y si no hemos sabido llegar más lejos en la vitalidad bondadosa a la que nos invita quizá sea porque aún nos falta mucho para ser buenos, y al mundo para ser justo, y porque ni siquiera Don Quijote da abasto para doblegar de una vez por todas la caterva de truhanes y malandrines que proliferan por esos páramos. Pero Cervantes no solo nos dejó un libro inmenso (y algunos otros notables), sino que su propia biografía ofrece una historia no menos ejemplar que sus novelas. De ella, y de cómo ella le condujo a su obra maestra, podemos sacar inspiración para esas virtudes que no nos sobran: entereza, coraje, optimismo, humor, perseverancia, humildad… Hay que enterarse del gran hombre que hay detrás de esa gran obra.  Cervantes fracasó en casi todo; no se puede deci...