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Mostrando entradas de agosto, 2022

Ambivalencias

Creo que Freud fue uno de los primeros en señalar abiertamente la ambivalencia de todas las relaciones humanas: todas, incluidas las que nos parecen y hacemos parecer incólumes, tienen una vertiente de atracción y otra de rechazo.

Hasta aquí hemos llegado

Algunos psicólogos, en sus consejos, oscilan entre la trivialidad y la ingenuidad, hasta el punto de que nos hacen preguntarnos si no nos estarán tratando con una arrogancia paternalista o con cinismo, o peor, si sencillamente serán unos incompetentes que escurren el bulto.

Diestros fabuladores

Todo es cuestión de cómo nos contamos la vida. El relato de lo que ha pasado, de lo que está pasando y de lo que suponemos que pasará. El punto de vista. El sentido que le demos. El modo de entrelazar las cosas y los deseos, las alegrías y los recelos…

¿Quién elige?

La razón es una buena herramienta: que no nos falte. Sin embargo, reconozcamos que ayuda más bien poco en las grandes cuestiones de la vida. Los psicólogos lo han comprobado: la emoción manda, y luego viene la razón para infundir sentido y coherencia a decisiones que hemos tomado desde las honduras misteriosas del corazón, sin saber muy bien cómo ni por qué. Sartre acertó condenándonos a la libertad, puesto que siempre hay que elegir, pero no aclaró quién ni cómo es el que decide. ¿Quién elige cuando elijo? Decir “yo” es una simplificación: somos multitud. La voluntad, que se yergue tan arrogante, emana en realidad de un sinfín de voluntades más poderosas: las emociones, los genes, los hábitos, los roles sociales… La voluntad aprieta las manos en el timón y se siente señora del destino, sin reparar en que hay manos más fuertes empujando las suyas.  Pensar nos ayuda a hacernos cargo de nuestras decisiones, pero la decisión la tomó un hambre loca, una tarde triste o el miedo a que no n