Busquemos algo bueno, no en apariencia, sino sólido y duradero, y más hermoso por sus partes más escondidas; descubrámoslo. No está lejos: se encontrará. Séneca. Solo lo artificial es bueno. Pío Baroja. ¿De dónde sale esa apasionada (y a menudo traicionada) obstinación por ser buenos? No sé si somos o no buenos por naturaleza. Hay días en que el espectáculo humano me parece que confirma a mi querido —¡y tan cuestionable!— Rousseau, y la gente parece decantárseme a su idea de bondad innata; y mañanas en las que me levanto pesimista o indignado, y me siento mucho más cerca del lúgubre —¡pero tan lúcido!— Hobbes. ¿Nacemos buenos y la sociedad nos pervierte, o somos homini lupus de forma innata y la sociedad es, por el contrario, un inmenso esfuerzo de contención y reconducción de nuestra iniquidad?
Apuntes filosóficos al vuelo de la vida