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Mostrando entradas de mayo, 2021

Prácticas prosociales y sociedad de clases

Parece obvia, y sin embargo merece revisión, la distinción entre comportamientos prosociales y antisociales. Dicho de otra manera: conductas constructivas y destructivas, siempre desde el punto de vista colectivo. También se puede hablar de beneficio y daño, aunque resulte más ambiguo, porque un beneficio aparente puede ser en definitiva restringido o dañino, y lo que se presenta como perjuicio puede resultar en un bien superior. Este juicio de los actos según sus consecuencias es abiertamente utilitarista: el mayor bien para la mayor cantidad de personas. No se nos escapan los problemas que plantea el utilitarismo. Para empezar, se podría caer en una dictadura de la mayoría, aplastando a las minorías y a los individuos. Un beneficio colectivo no debería conculcar los derechos, que son individuales y base del pacto social. Sin embargo, incluso los derechos deben ser a veces revisados o relativizados. ¿Derechos o intereses? ¿De quién y para qué? ¿Hasta dónde hay que aceptar como derec...

Amor y coraje

En el meollo de todas las virtudes están el amor y el coraje. Si hubiera que resumir al máximo los fundamentos que deben regir una ética, no se me ocurren otros más esenciales. El amor es la fuerza que lo impulsa todo. Spinoza hablaba más bien del conatus , del anhelo de potencia que empuja a todos los seres en su designio de medrar. Sin duda, tenía razón, pero olvidó tener en cuenta que los humanos somos sociales en nuestra más profunda esencia: no existe el individuo puro, el Robinsón exento de lazos e interdependencias. Eso nos convierte, inevitablemente, en seres de la lucha, como señaló Simmel, pero también del amor. Dicho con otras palabras: el conatus , una vez satisfechas la supervivencia y una seguridad básica (nos lo mostró Maslow), está compuesto esencialmente de amor, y ese principio motivador es el que rige nuestras relaciones cotidianas.  El amor es lo que nos saca de nosotros mismos, de ese egocentrismo narcisista primario, y nos vuelca en la convivencia con los de...

Aquellas noches de verano

Me doy cuenta de que mis momentos más felices han sido aquellos en que los deseos parecían a punto de caer como fruta madura, pero aún no estaban colmados por completo. Momentos en los que me embriagaba con el presentimiento de algo maravilloso que podía estar a punto de suceder, aunque no fuese seguro, aunque no fuese ni siquiera probable: bastaba con soñar que sucedía, con sentir cerca el objeto del deseo y fantasear que, al tenderle la mano, la tomaría sin dudar, como si solo hubiese estado aguardando esa señal: yo sería el elegido y vendría conmigo. Si me encontraba en una situación ingrata, tenía la oportunidad de animarme pensando que mi esfuerzo era el precio que pagaba por esa inminente felicidad, o que, en cualquier caso, la redención ya me rondaba y era cuestión de tiempo que se me entregara. Y si, en cambio, ya me sentía contento y satisfecho, multiplicaba mi satisfacción con la perspectiva de dichas mayores que me estaban esperando.  La felicidad más intensa, pues, ti...

Dinosaurios frente a Google

Nuestro sistema educativo hace aguas. Bajo la avalancha masiva de la información, sucumbe el conocimiento. Nunca se dispuso de más texto escrito, y sin embargo cada vez se lee menos y se escribe peor. ¿Será deliberado? ¿Obedece a una estrategia para idiotizarnos? ¿O se trata de un cambio de paradigma que no sabemos entender desde la vieja perspectiva? ¿Se puede descifrar la galaxia Google desde la galaxia Gutenberg? Los más pesimistas se echan las manos a la cabeza. Leo la noticia de un profesor universitario que abandonó la docencia porque no estaba dispuesto a transigir con la desatención de sus alumnos, embebidos en el wasap o en los selfies , ni con su escandalosa falta de motivación por la cultura. ¿No será que está cambiando lo que se entendía por cultura? Un estudio afirma que está disminuyendo el cociente intelectual en las nuevas generaciones. ¿No será que se perfila una nueva “inteligencia” que ya no miden las viejas pruebas? Algunos se preguntan si la actual educación por ...

Curiosa penitencia

El mecanismo del castigo se basa en una lógica rudimentaria, primitiva. La psicología experimental lo ha investigado asiduamente, pero no ha llegado mucho más lejos de lo que ya postulaba la sabiduría popular y aplicaban desde antiguo jerarquías e instituciones: se trata de cambiar conductas imponiendo algún tipo de sufrimiento. Cuando nos somete al disgusto alguien que tiene el poder de hacerlo sin que podamos huir o enfrentar el daño recibido, tenemos que ceder y reconducir nuestro comportamiento según sus exigencias. El castigo es una coacción aversiva orientada a instaurar nuevos hábitos.  Más difícil de interpretar es la punición aplicada por uno mismo, la sanción autoimpuesta, que suele presentarse asociada al sentimiento de culpa. Resulta curioso que la culpa, que es la interiorización de una condena, interiorice con ella la exigencia de castigo, la penitencia. Es como si nuestras faltas conllevaran una deuda con la comunidad, o con el mundo, que solo acabará de saldarse m...