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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Partir para volver

La intensidad nos motiva: queremos sentirnos vivos; pero a la vez nos agota, obligándonos a poner fuerzas para afrontar la fuerza de la vida. La segunda ley de la termodinámica rige implacable: lo que nos mueve nos desgasta, del mismo modo que la madera no soltaría llama si no se fuese consumiendo. El mismo tiempo que teje la vida, la envejece.

Dirigirse con seguridad

Nada más empezar mi intervención noto que me va a costar. Titubeo. Toso, me tropiezo. Me cuesta mirar a los ojos, y en cambio siento todos los de los otros sobre mí. Digo: “No podremos hacer…” y suena como si estuviese pidiendo perdón.  Una voz me interrumpe: “Es injusto”. Otra la secunda con una puntilla: “Pero tú dijiste…” Ahí ya no sé qué responder: la verdad me desarma. Me siento tentado a ceder.

Control

Necesitamos que el mundo nos parezca un lugar coherente y previsible, para sentirnos seguros en él, para tener la impresión de que podemos controlarlo, que somos competentes a la hora de afrontarlo.

Orden

Amamos la libertad, pero, como todo lo bueno, tenemos que remitirla a la medida humana, la medida de la vida que nos toca habitar, que es siempre más modesta que nuestros sueños. Todos nuestros ideales chocan con esa necesidad de domesticarlos, de enmarcarlos en la realidad, ya que esta no tiene por costumbre adaptarse a nuestras esperanzas.