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Mostrando entradas de agosto, 2020

Luces y sombras de la soledad

Un amigo siente curiosidad por mi soledad sonora. Le cuento que me iré tres días a la montaña, y me pregunta cómo lleno el tiempo yo solo. Muy sencillo… ¿O no tanto? Paseo tranquilo, sin grandes pretensiones. Saboreo cada paso, fascinado por las florestas, buscando estampas que pidan una foto. Me curan el silencio del bosque y el rumor del agua. Si encuentro una buena panorámica, saco mis lápices de colores. Cuando estoy inspirado, escribo. A la hora de comer regreso al pueblo, si no llevo un bocadillo. Luego subo a la habitación y echo una breve siesta; o, en el campo, procuro tenderme en un prado, y me duermo mirando las nubes.  Por la tarde ―ahora que los días vuelven a ser largos― doy otro paseo, y todo lo mismo. Cada rincón verde y discreto es un regalo, huele a húmedo y a felicidad. Al declinar la luz regreso al hostal; me ducho; ceno. Salgo a tomar el fresco; a las afueras del pueblo contemplo el cielo estrellado, intentando imaginar que el firmamento está abajo y no me ca...

Relaciones, poder y ética

La maldad es un ejercicio de poder. No hace daño el que quiere, sino el que puede. De hecho, cabría pensar que es el poder más genuino, el que se siente más a sí mismo como poder; ya que el poder es la capacidad de imponer a los otros la propia voluntad. ¿Cuándo se manifiesta más claramente esa capacidad que en las circunstancias en que se impone contra la voluntad del otro, o sea, en que le vulnera? ¿Y no es ese daño una maldad? Y la dulce, aun perversa, sensación que suele acompañar a esa maldad, ¿no surge precisamente del hecho de estar experimentando el poder con ella? Ser malo es, por tanto, ser de algún modo poderoso. ¿Seremos malos, entonces, para experimentar, para ejecutar ese poder? La venganza, por ejemplo, es un acto que busca restaurar una sensación de poder perdido, un acto de maldad que responde (¿compensa?) activamente a otro acto de maldad sufrido. El vengativo experimenta una restitución del control, que le habían arrebatado al relegarlo a la condición de víctima. ...

Lograr es esperar

Se ha hablado mucho de los experimentos sobre la postergación de la recompensa en los niños. Los que consiguen resistir la tentación de un premio inmediato a cambio de otro aplazado pero mejor, suelen tener más éxito en la vida. Esto da mucho que pensar sobre los comportamientos que favorecen el logro. Hay que ser capaz de renunciar a lo bueno para conseguir lo mejor. En buena parte, lograr es esperar. La mayoría de nuestros deseos requieren tiempo y esfuerzo. Queremos ser felices, conquistar la paz interior y el amor íntimo, conseguir un buen trabajo, disponer de un nivel económico acomodado. Son metas complejas y arduas, para las que hace falta completar diversas etapas, sortear dificultades, tolerar frustraciones. Todo ello, en función de una satisfacción futura que no está garantizada, que a menudo ni siquiera está del todo definida, que quizás incluso se presente de un modo distinto al concebido de antemano. Epicuro animaba a simplificar la vida conformándose con el disfrute de ...

Tropiezos del tiempo libre

Nos pasamos los días de trabajo soñando con el descanso de las vacaciones, con un tiempo que podamos considerar realmente nuestro, emancipado de esa otra dimensión de las obligaciones y los compromisos. Acariciamos esa expectativa como la de una tierra prometida, evocando los detalles del disfrute que nos traerá: la película en la tele, el encuentro con el amigo, el rato con nuestro hijo, la lectura o el viaje… El calendario cumple su rutinaria ley y, cuando al fin llega la hora de despedirnos de los compañeros, todo son risas y entusiastas deseos de reparación y asueto. Mientras salimos del lugar de trabajo, nos parece estar abandonando una sarta de lastres, que nos dejan ligeros y nos impulsan en una ventolina de promesas. Es el momento realmente feliz de las vacaciones, cuando parece, como dijo el poeta, que “todo está por hacer y todo es posible”. Sin embargo, a medida que nos adentramos en él, ese tiempo esperado resulta ser más turbio y menos espléndido de lo que pensábamos. No...