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Mostrando entradas de julio, 2020

Ética del lamento

Soy de esos que prefieren llevar el malestar apretado entre los dientes, disimulando ante los demás y guardándome las lágrimas y la autocompasión para mis retiros solitarios. Nunca he considerado tal reserva una virtud. No lo hago porque me parezca lo adecuado, y aun menos por demostrar entereza, más bien al contrario: callando solo me siento más seguro. Me puede la convicción, irracional pero grabada a fuego desde la infancia, de que nada de lo que me pase le importará realmente a nadie. Desde el punto de vista psicológico, sé que esa desconfianza tan arraigada merecería una reflexión aparte (se adivina en ella la rigidez de un anhelo desbordado y poco realista), pero lo que aquí pretendo es encarar ese curioso fenómeno que es el lamento desde un punto de vista más objetivo, juzgándolo según las tres preguntas de la ética: ¿Qué es lo correcto? ¿Qué me hace bien? ¿Qué hace bien a los demás? La primera pregunta es siempre la más espinosa, porque versiones de lo correcto hay de t...

Me dicen que soy inseguro

Las relaciones humanas, en el fondo tan simples, se alambican hasta el infinito en su multiplicidad de significados y de matices. Somos muchos en uno; una endiablada red de deseos, proyectos, temores, juicios y sensaciones, a menudo contradictorios, y en buena parte inconscientes. Si no nos entendemos bien ni siquiera a nosotros mismos, ¿cómo vamos a hacernos una idea acabada de lo que son los otros, de sus motivaciones y sus reparos, sus huidas y sus defensas? Nuestros enojos deberían reservar, mientras nos quede entereza, un margen para la ternura y la compasión. Como dicen los budistas, todos queremos ser felices, todos sufrimos y todos vamos a morir: lo que nos une es siempre más que lo que nos separa. Como valor es, sin duda, un buen punto de partida, pero no nos engañemos: no hay relación sin conflicto, y no hay conflicto sin pulso de poder. Una conocida muy mañosa suele aprovechar cualquier oportunidad para lanzarme golpes bajos. Se le nota cuánto disfruta llevándome la c...

La tarea de amar

El amor ― cualquiera de ellos: ternura, amistad, enamoramiento… ― es emoción y prodigio: germina, florece, se marchita, siguiendo sus propias, misteriosas leyes. Pero es también tarea, puesto que quiere durar. En la confluencia de esas dos dimensiones del amor cobra sentido la noción de “arte”, que consagró el psicólogo Erich Fromm. El arte de amar marcó mi generación, cambiando de raíz el concepto posromántico que nos inculcaban las películas. Su inestimable legado tiende a desvaírse en la tumultuosa ruleta de la posmodernidad. A la cultura líquida no le complacen los requerimientos: acostumbrados a consumir, esperamos que baste con pagar para obtener calidad. Fromm ya adelantó esta idea del amor como consumo: “dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado”. El avance del capitalismo no ha hecho más que consolidar esa tendencia. A los consumidores del siglo XXI no nos gusta que nos pongan condiciones: el que paga manda. De ah...

El agua rechazada

Tendría cinco o seis años cuando mi padre nos llevó de paseo por el campo a un amigo y a mí. Hacía calor y teníamos sed. A las puertas de un viejo monasterio había una fuente, pero estaba alta y los niños no alcanzábamos. Mi padre hizo un hueco con las manos y nos dio de beber en ellas. Primero se lo ofreció a mi amigo; ahora interpreto que era un gesto de cortesía, pero entonces solo supe ver que yo, su hijo, quedaba relegado a segundo lugar; me sentí traicionado. Por esos celos misteriosos y repentinamente intransigentes que tienen los niños, me dolió no haber sido el primero. Sentí que me habían arrebatado algo que me pertenecía, que me habían negado un privilegio que, por una vez, era mío. Me resultó tan hiriente que me negué a beber cuando fue mi turno. Es uno de mis recuerdos más tempranos de expresión de la rabia a través de la saña conmigo mismo. Desde entonces, ha habido muchos otros; he dado al traste con frutos de largo esfuerzo, he descartado caminos recorridos con a...