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Mostrando entradas de diciembre, 2021

Gozo

“No es posible vivir placenteramente sin vivir sensata, honesta y justamente, ni vivir sensata, honesta y justamente sin vivir con placer”. Con tan feliz simpleza, Epicuro nos traza el mapa de una existencia grata y fructífera. Vivir, dice, debería ser gozoso: no siempre —cosa imposible—, pero sí en el fondo de los fondos; sí, también, mientras surcamos el oleaje de la cotidianidad.

Eterno retorno

Una de las ideas más hermosas y enigmáticas del viejo Nietzsche es la del eterno retorno de todas las cosas: la destrucción del tiempo lineal y su sustitución por un acontecer cíclico, como el de los mitos. “Cualquier estado que este mundo pueda alcanzar lo habría alcanzado ya y no una vez, sino un número infinito de veces… Volverás a encontrar cada uno de tus dolores y tus placeres, cada uno de tus amigos y tus enemigos, y cada esperanza y cada error, y cada brizna de hierba, y cada rayo de luz… Este anillo, del cual tú eres un pequeño eslabón, volverá a brillar eternamente”.

Elogio del viejo Freud

El viejo Sigmund Freud, aquel vienés de levita, agrio y morfinómano, aunque nos huela un poco a naftalina, se resiste al olvido y no acaba de quedar pasado de moda. Cierto que ya hace tiempo que la psicología lo mira raro, por la falta de aval empírico de sus teorías. A la psiquiatría no le sale a cuenta su largo e intrincado tratamiento, así que mayormente ha optado por las pastillas, que resultan más baratas y no necesitan remontarse a traumas infantiles. Las pastillas no libran de un complejo, pero quién sabe si tenemos remedio. Por otra parte, ¿acaso el psicoanálisis ha arreglado a alguien, o más bien ha habido quien se ha curado a pesar del psicoanálisis?