Si la rareza reside en la excepción, todos somos raros desde algún punto de vista. Todos nos salimos del guion en algún momento, y somos señalados por el dedo cruel de la desaprobación social, esa agria valedora del adocenamiento de la tribu. ¿Cómo te atreves?, parecen decirnos los portavoces de la normalidad (es “normal” lo que se atiene a la “norma”). ¡Vuelve aquí, aprisa, antes de que sea demasiado tarde!
Apuntes filosóficos al vuelo de la vida