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Mostrando entradas de octubre, 2018

La sabiduría topográfica

La sabiduría tiene un componente topográfico: es el arte de que las cosas estén en su lugar, en el sitio apropiado, es decir, que les es propio. Llamadlo como queráis: equilibrio, estructura, orden… Pero la propia ciencia nos confirma que el universo es un cosmos , en el sentido griego: una complejidad organizada. El desafío es aprender a moverse según esa disposición, saber captarla y acomodar a ella la vida. Lo que digo podría sonar a platónico, conservador, trascendentalista. Nada más lejos de mi intención. No hay trascendencias regentes, no hay deus ex machina , el universo se expande en un vacío que lo precede y probablemente lo suceda, si no se oculta ya en su espina dorsal. En cualquier caso, las trascendencias no explicarían nada: el cosmos es suficientemente desconcertante para que demos razón de él con nuevas perplejidades. Estamos aquí, encajonados, arrojados —dijo Heidegger— en el ser, y no podemos saber nada más allá de nuestros límites. Pero los límites ya son una ley,...

El argumento pragmático de la creencia en Dios

Uno de los argumentos favoritos con que se defiende la creencia en Dios es el pragmático, es decir, que creer en Dios nos hace la vida más fácil y hasta mejor. Si es beneficioso, convenzámonos de que es verdadero, o hagamos como si lo fuera: eso que ganaremos. ¿Por qué ponérnoslo difícil manteniéndonos fieles a la realidad, si ella nos traiciona? La ficción, en cambio, siempre está de nuestra parte. Hay quien es capaz de convencerse de lo que le conviene, sin pedirle más. En ello se apoya esta pretendida “razón”, que aprovecha la confusión entre creencia y conocimiento; es una “razón” que renuncia a la “Razón”, como hacía Pascal al defender esas “razones” que la Razón no puede comprender. El argumento se desliza sutilmente, astutamente, del ámbito de lo razonable al ámbito de lo útil. El único modo de dejar al descubierto su falacia es mostrar la diferencia entre creer y comprender. Una creencia es un postulado, producto de la especulación, que rige nuestra relación con el mundo,...

Más sobre evolución: los genes y lo humano

La lectura del libro El gen egoísta puede resultar, como prevé su autor, perturbadora hasta el vértigo. Desde luego, marca un antes y un después en el ánimo con el que uno se mira al espejo. Dawkins nos presenta ― y lo peor de todo es que lo hace convincentemente ― como meras máquinas al servicio de la supervivencia y la reproducción de esos genes egoístas de los que somos simples vehículos. Da la impresión de que, si uno lleva el razonamiento a sus últimas consecuencias, todo lo “bueno” que caracteriza a lo humano ― desde la pretensión ética hasta el amor, desde el gozo estético a la devoción paterna ― no sea sino una treta que usa con nosotros la evolución para asegurarse de que transmitamos los genes eficazmente, una especie de fantasía sin entidad verdadera, un mecanismo de la máquina de la supervivencia genética. Sin embargo, el propio Dawkins insinúa la solución a este angustioso callejón sin salida de nuestra identidad: aun siendo cierto que somos meras máquinas al servicio...

La evolución y yo

La evolución es un mecanismo ciego, un teorema matemático escrito en la abstracción del tiempo. La presencia de una especie no implica ningún objetivo, ninguna teleología, ningún sentido : sólo da testimonio del hecho de haber tenido oportunidad de reproducirse más eficazmente. Apréciese esto más en detalle: estrictamente hablando, si una determinada configuración biológica “sigue ahí” y ha prevalecido sobre otras no es ni porque viva más, ni porque viva mejor, sino sólo porque ha transmitido sus genes con mayor eficacia, o al menos con la suficiente. Lo que cuenta no es, como creía Spinoza —y todos, tan egocéntricos, tendemos a creer—, la preservación del individuo, sino la de la especie. El individuo es sólo un transmisor ― más o menos eficiente ― de genes, una especie de contenedor que traslada los genes en el tiempo. Su historia concreta cuenta únicamente en tanto que lo hace un mejor transmisor de código genético, en tanto favorece su reproducción, su multiplicación. Aunque ni...