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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Campanas que doblan por mí

Las grandes noticias tienen mucho de espectáculo y no menos de propaganda, y en la sociedad ultracapitalista los medios de comunicación son como la pared de la cueva platónica, donde se proyectan las sombras que mantienen hipnotizados a los ciudadanos de Matrix. Cuando uno se compra el diario varios días seguidos, tiene la sensación asfixiante de quedar atrapado en un extraño circo de despropósitos: las piruetas, tantas veces criminales, de quienes nos someten a su gobierno; las desgracias que sacuden a gentes tan lejanas que no parecen del todo reales; la economía y los deportes, tan parecidos en su permanente forcejeo de ganancias y pérdidas; los sucesos morbosos protagonizados por personas desquiciadas u oportunistas… A mí generalmente hojear los periódicos, más que aportarme, me vacía: de certidumbre, de lucidez, de sosiego… No digo que no sean necesarios, que no resulten útiles si se les encara con mirada selectiva y crítica, pero ¡qué exceso de acontecimientos, de palabras, de...

Me mezclo con la gente del mundo

Nuestra vida se escribe en una sucesión de encuentros con los otros. Por solitarios que seamos, más allá de ese encuentro no hay nada, porque solos no somos nada, o no podemos saber qué somos. Incluso en nuestra soledad dialogamos permanentemente con otros interiorizados: nuestros padres, nuestros amigos, las diversas facetas de nuestro Yo. Nuestra identidad es dialéctica, una polifonía a veces armónica como un coro y otras veces caótica y violenta como un tumulto. Por eso nos cuesta tanto conocernos a nosotros mismos ― cosa que, como instaba el O ráculo de Delfos, es nuestra principal tarea ― , y de hecho nunca dejamos de hacerlo. Somos multitud, y además una multitud contradictoria y cambiante. Quizá lo que llamamos la identidad, esa imagen con la que nos identificamos, no exista en absoluto, y consista en una pauta que le atribuimos a un proceso, y que solo nuestra mente construya como algo consistente. Así lo han percibido desde antiguo el budismo y otras filosofías orientales, ...

Tristeza

Uno siente la vida más difícil y más triste al asistir a esta demolición de la convivencia y la sensatez que ha desatado la soberbia nacionalista en mi país, obligándonos a vivir en una tensión sin tregua, a tambalearnos como quien da torpes pasos al borde de precipicios insondables, abrumado de temor y temblor. Con tajante escoplo y brutal maza han arremetido contra los muros de la patria mía, ciegos de no sé qué delirio que urdieron a fuerza de rencores y avaricias. Han quebrado sin piedad todos los diques de la cordura, y por las aguas cargadas de ruido y furia de su río revuelto bajan pedazos de tejados de lo que fueron casas donde se podía habitar, anaqueles desvencijados donde se guardaban fotos de familia, sueños y esperanzas compartidos, y retorcidos harapos de lo que un día fueron hermosos lienzos de esperanza. Lo han demolido todo sin miramiento, eso que era tuyo y mío y que se apropiaron con nocturnidad y alevosía, obcecados en convertirlo en ruinas antes que devolvérno...