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Mostrando entradas de agosto, 2017

Germinación del terror

Nos golpeó el terror y su herida nunca cerrará del todo; los que sucumbieron ya no volverán; la luz perdió para siempre parte de su brillo. Lo primero fue aguantar, oponerle nuestra dignidad, impedir que nos hiciera suyos. Pero después de la conmoción, recuperado hasta donde se pueda el dominio de nosotros mismos, habrá que dar un paso más y reflexionar. Porque volveremos a descuidarnos, volveremos a acostumbrarnos al entumecimiento de la rutina cotidiana, y, mientras tanto, en ella podrían estar gestándose silenciosamente otros terrores que un día nos estallarán de nuevo por sorpresa. El problema no se resuelve aplacando a los culpables: siempre puede haber más. Por eso, no podemos permitirnos el lujo del olvido. Hay que intentar comprender para prevenir, aprender para evitar, hasta donde nos sea posible, que algo así se repita. Hay que sondear lo tenebroso para vislumbrar sus artimañas, las añagazas con las que seduce y arrastra. Mientras rechazamos, mientras condenamos, mientras no...

Contra el terror

Un vehículo se lanza al centro de las Ramblas, atestadas como siempre de paseantes, y se lleva por delante a todos los que se cruza durante medio quilómetro. Únicamente paseaban, y se encontraron de frente con el odio. Muertos, heridos, pánico; tristeza, miedo e indignación para quienes sabemos de ello, acongojados, frente a la televisión. Una herida brutal para las víctimas, una brecha en el alma de la convivencia, una cruel demolición del cielo.  Nos han hecho perder mucho: que no se lo queden. Que no falte entereza para las ausencias, lucidez para no soltar el timón, valor para plantar cara sin dejar de ser nosotros. Hay que resistir. Neguémonos a que nos haga suyos el terror.

Te veo

En la película Avatar , los humanos hemos iniciado la colonización de un planeta extraterrestre habitado por una especie parecida a nosotros. Estos humanoides se encuentran en un estadio equivalente al de nuestros antepasados cazadores-recolectores, organizados en tribus, poseedores de un lenguaje y una cultura apegada a la naturaleza. La película desgrana de un modo apasionante, casi como un tratado de antropología, la forma de vida de estos seres, y nos obliga a vernos reflejados en su espejo, para encontrar en él cuánto de nosotros mismos nos ha enmascarado la modernidad. La película es una reflexión sobre esa despersonalización a la que nos ha abocado el sujeto moderno, y una invitación a rastrear en nuestro interior una autenticidad ancestral que tal vez permanezca más vigente de lo que creemos. Uno de los detalles que más me impresionaron es el saludo que estos seres se dirigen unos a otros. Simplemente se dicen: “Te veo”. Me parece un hallazgo moral extraordinario. En la senc...

De danzas y de pérdidas

Hoy me acordaba de aquella imagen oriental, tan acertada, de la vida como danza. Y, lo que es la memoria, al mismo tiempo recordaba lo patoso que he sido siempre a la hora de bailar. ― Lo pasaste mal con eso, ¿eh? —Pues sí. En mi juventud, las discotecas eran los lugares míticos de encuentro sexual, allí era donde se iba a ligar. Y si uno no ligaba, se marchaba con el sabor amargo de haber pasado el rato en balde. Daba igual si el acercamiento acababa o no en la cama (cosa que, en realidad, no solía suceder), y aun menos importancia tenía que de ahí saliera una relación a largo plazo. De hecho, tomarse demasiado a pecho lo que pasaba allí estaba visto más bien como una memez. La discoteca era el lugar de la desinhibición, la experimentación. Lo importante era que al menos hubiera un acercamiento, un coqueteo, alguna caricia o algún beso arrancados al vuelo… ― Pero tú hablabas de bailar … También se iba a bailar, ¿no? —Supongo que algunos iban a bailar, sí… ― ¿Algunos? ― Qui...