En La agonía del Eros , Byung-Chul Han enfatiza lo fecundo de la negatividad del otro. Negatividad, cabe entender, en los dos sentidos: el de conflicto o sufrimiento (inevitable en tanto que otro: distinto, extraño) y aquella dimensión más sutil, ambivalente como el Tao, de oquedad, entraña, misterioso abismo en el que al mismo tiempo nos guarecemos y nos despeñamos. Solo una verdadera apertura al otro nos salva de la reiteración de lo igual a la que aboca el narcisismo: únicamente el espacio que hay más allá de nosotros nos permite salir de nosotros. “El sujeto narcisista no puede fijar claramente sus límites. De esta forma, se diluye el límite entre él y el otro. El mundo se le presenta solo como proyecciones de sí mismo”. El Eros, que es algo más y menos que el amor, representa una entrega a lo desconocido, nos da la oportunidad de esa epifanía, por contraste con un amor reducido a transacción comercial y pacto entre intereses egocéntricos. “La sociedad de consumo aspir...
Apuntes filosóficos al vuelo de la vida