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Mostrando entradas de junio, 2023

Reticencias al Eros

En La agonía del Eros , Byung-Chul Han enfatiza lo fecundo de la negatividad del otro. Negatividad, cabe entender, en los dos sentidos: el de conflicto o sufrimiento (inevitable en tanto que otro: distinto, extraño) y aquella dimensión más sutil, ambivalente como el Tao, de oquedad, entraña, misterioso abismo en el que al mismo tiempo nos guarecemos y nos despeñamos.  Solo una verdadera apertura al otro nos salva de la reiteración de lo igual a la que aboca el narcisismo: únicamente el espacio que hay más allá de nosotros nos permite salir de nosotros. “El sujeto narcisista no puede fijar claramente sus límites. De esta forma, se diluye el límite entre él y el otro. El mundo se le presenta solo como proyecciones de sí mismo”.  El Eros, que es algo más y menos que el amor, representa una entrega a lo desconocido, nos da la oportunidad de esa epifanía, por contraste con un amor reducido a transacción comercial y pacto entre intereses egocéntricos. “La sociedad de consumo aspira a elimi

Locos

Hay que mirar a los locos con respeto: bastarían unas pocas circunstancias para que fuésemos uno de ellos. Es más, cuando nos miramos con honestidad al espejo, ¿quién no ha encontrado una manía, una obsesión, un desequilibrio, hasta la insinuación de una tentación desesperada?  La vida es difícil para todos: ¿cómo vamos a afrontarla siempre con lucidez y estricto raciocinio? ¿Acaso, entonces, no andamos todos un poco locos? Alguien me hizo una vez la apreciación de que era imposible que no acabáramos todos neuróticos, desde que sabemos que vamos a morir. Su observación me parece correcta, pero incompleta. La mayor fuente de ansiedad no es la perspectiva de la muerte, que nos parece remota e inverosímil, sino la vida inmediata, con sus crueldades y sus incertidumbres.  La condición humana no está hecha para el equilibrio, y menos mal, porque la vida no es equilibrio. A cada instante hay que inventar un nuevo estado: alostasis frente a homeostasis . Si la excepción es la norma, adaptar

Rosas blancas

José Martí nos legó un poema que es todo luz y todo ternura. El poeta cultiva una rosa blanca para quienes le aman. ¿Y qué cultiva para los que le dañan? ¡Una rosa blanca! Todo un programa de ética humanista, de cordialidad universal… No podemos leerlo sin admiración, ni sin sentirnos intimidados al presentir que, lamentablemente, no estamos a su altura.  Hay que ser muy fuerte y muy benévolo, muy recto y muy entero, quizás incluso un poco loco —en el buen sentido de la palabra, parafraseando a Machado— para ofrecer rosas blancas a los infames. Recuerda aquel precepto cristiano, que tan poco habría gustado a Nietzsche, de poner la otra mejilla: obstinarse en la compasión y el perdón, o sea, en el amor. ¿Podemos hacerlo? ¿Queremos hacerlo? Es más: ¿realmente, es adecuado hacerlo? ¿No nos debemos, ante todo, al compromiso con nosotros mismos de defendernos, de cuidarnos, de hacernos valer? ¿Y no resulta evidente que algunos, quizá muchos, pisotearán esa rosa que les tendemos? ¿No hay q

Éticas no tan contradictorias

Perspectivas contrapuestas… Spinoza y Sartre. El primero me fascina porque no solo no condena las mezquindades de lo humano, sino que las juzga, magnánimamente, como parte del esfuerzo innato por perdurar, en un universo donde muchas potencias conspiran contra nosotros; en Spinoza, el mal sugiere, ante todo, un vórtice de errores cometidos desde la desesperación y la ignorancia; por consiguiente, lo prioritario sería entender y afrontar. ¿No se desprende de esta propuesta ética una exquisita compasión por la fragilidad del individuo, que se enfrenta como puede a los desafíos de la existencia?  Por otro lado, Sartre me conquista con su heroico reclamo de responsabilidad. Mis veleidades heroicas se avivan con su llamada a una ética consciente, que siempre dé la cara y no se cobije tras ningún supuesto determinismo. Infinidad de factores nos condicionan, nos limitan, nos empujan, pero en última instancia siempre podemos (tenemos que) elegir. Frente a él, Spinoza afirmaba que todo está p